Cuando la noche se pierde
entre ensueños lejanos
y las estrellas se burlan
de mis deseos condicionados,
más bien amorosos,
tal vez obsesivos,
más bien... dolorosos.
El cielo está despejado
y le pregunto a mis dioses:
¿en qué les he fallado
para que con mi sufrimiento gocen?
Mas hoy me revelo a su voluntad
y maldigo el cielo despejado,
las estrellas... ¡que se pudran!
pues mi dolor no me ha abandonado.
Los voy a tener cara a cara
Zeus, Yaweh o Jesús
no importa quien me reciba
a todos les daré la misma luz
que recibí mientras agonizaba.
No es arpía, es, mejor dicho musa
pero no para este corazón
más bien, para un alma ilusa,
jamás digna de mi pasión.
¡Pagarás cara la osadía
de haberme enamorado por vanidad
tu trofeo es tu alma perdida
pues no me supiste valorar!
Por tus desdenes plañirás
llorarás por mi partida
comienza desde hoy, lo entenderás,
pues eres la razón de mi desdicha,
mas comienzas a ser recuerdo
dulce y melodioso
indoloro, falso irreal
mas que nada borroso
casi de cristal.
Dejarte caer quiero
pues es el remedio más fácil
para combatir lo que siento
incluso, aunque siento que muero.
Por eso hoy termino con mi sueño
pues no regresarás jamás
termino conmigo mientras requiero
¡que en tu recuerdo viva una eternidad!
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