miércoles, 23 de marzo de 2011

La linea de precaución

-Es tarde y el andén está atascado.
La inconfundible brisa caliente que anuncia la llegada del metro comenzó a liberarse, la gente por lo tanto conforme el metro reducía la velocidad comenzaba a aproximarse peligrosamente sobre la línea de supuesta precaución, que no se debe rebasar. Las puertas se abrieron y los empujones, mentadas, clamores, manoseadas, patadas y demás se hicieron presentes.
-A huevo, agarré asiento, ahora a hacerme pendejo para que no me chinguen las doñas de que soy un joven y no es justo que me siente y la chingada, pinches viejas, como si la edad les diera algo más que arrugas, si fueran tan fregonas como se dicen, tendrían su coche con chofer, pero no lo son, así que se joden.
El calor sigue creciendo para infortunio de todos, no importa si hay 2 grados de temperatura afuera, a esa hora, en un vagón, la temperatura rebasa tranquilamente los 25 grados, lo peor es que no hay ningún lugar para donde hacerse, si te mueves a la derecha, ya le diste un codazo al desconocido número uno que generalmente conoce a tu mamá, si te mueves a la izquierda ya pisaste a otro quien tal vez no la conozca, pero igual te la recuerda.
Afortunadamente Balderas no se ve tan lleno hoy, parece que tendremos un inusitado respiro. Bien la gente se está arremolinando en la puerta.
Por fin tenemos un poco de espacio para respirar.
-¡Si mire le traigo a la ventaaaa el bonito juguete para el niño la niñaaaa!
¡Puta madre, que pinche susto me dio esta pendeja!
-¡Cinco pesos le vale, cinco pesos le cuesta!
Ya se va, menos mal, espero que no me vuelva a asustar, tengo mucho sueño, creo que me dormiré un rato, todavía falta para C.U.
-Si mireeee, se va a llevar a la ventaaaa, como una oferta como una promoción, el bonito joven para que le ayude lo traiga de llavero-
¡Chale creo que me traumé con la doña de los juguetes, pero estaba medio rara, no sé, tenía un aspecto normal de vendedora, pero no entiendo que pasa con su voz, es igual que la de cualquier vendedora pero logró asustarme dos veces hoy!
Bueno, el sueñito me cayó bien, ahora tendré que correr, se me hace que mejor me bajo en Copilco.
Rápido, rápido…
Está haciendo frío.
-Si mireeee…
¿Otra vez? No puede ser, ya me traumé, mejor me apuro y ya.
Un paso más lento no podría ser posible, pero tas buenona, no te diré nada.
Derecha, ya casi llego a la entrada peatonal.
Más rápido… con permiso…
Ya, por fin llegué, espero que el profe Mancilla me deje entrar, llegué 11 minutos tarde.
-Adelante, López.
**
Chale, qué día tan pesado, lo bueno es que ya terminó, ahora al metro y el camión y la casa, lo bueno es que mañana es miércoles y no tengo clase, igual una jetita de regreso no me caería mal.
Viene vacío, perfecto.
-Si mire, le traigo a la ventaaaaaa… el bonito regalo para el niño, la niña, diez pesos le valeee, diez pesos le cuestaaa.
-Deme uno por favor.
-Su cambio.
-Gracias.
¿Qué onda con este sueñito? Ya me trae de encargo, esta chava que se subió está rara, pero no es para tanto. Bueno, ahora el micro.
Ya ni porque el metro viene vació me salvo de los madrazos, otros 10 minutos y llego a la casa, mejor me relajo, me distraigo un rato y ya el jueves otra vez a la escuela.
¿Y esto? ¿Qué traigo en la bolsa?
-Si mireeee, se va a llevar a la ventaaaaa, el bonito regalo para el niño, la niñaaaaaaa.
No mames, esta vieja me está siguiendo…
-No te estoy siguiendo, tú estás atrapado en este lugar, tú eres el único que me ve, yo estoy muerta y tu también.
-Es tarde y el andén está atascado.
La inconfundible brisa caliente que anuncia la llegada del metro comenzó a liberarse, la gente por lo tanto conforme el metro reducía la velocidad comenzaba a aproximarse peligrosamente sobre la línea de supuesta precaución, que no se debe rebasar, ahora sé por qué.
Tú estabas junto a mí, la gente empezó a juntarse a nuestras espaldas, como siempre alguien se desesperó, pero ahora los empujones fueron más fuertes, los dos caímos, el metro se acerca, ¿por qué no se detiene?

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