Esta noche se me antoja verte, hablar contigo, convencerte de que sigo siendo aquel con quien contemplabas las estrellas mientras el te veía desde ellas, aquel que en tus brazos era invencible, el loco enamorado que te gritaba en medio del mundo su amor, sin que importara nada más que lo escucharas.
Esta noche se me antoja tenerte, como tantas otras veces besar tus labios, tu cuello, tu abdomen... acariciar tus piernas, tocarte.
No creas que aun te amo, simplemente la nostalgia hizo que la sensación de tu piel que tanto me gustó por tanto tiempo que hoy parece tan lejano, tan quimérico, tan irreal, incluso tu cara es un recuerdo borroso, tu voz ya no es el susurro que me inspiraba por las noches, tu perfume se fue de mi almohada pocos días después de que te fueras, pero la memoria del tacto, viene a mi en algunas ocasiones, sobre todo después de haberme acostumbrado a tu sabor, a tu piel, a tu placer con el mío.
Esta noche se me antoja tu cuerpo, esta noche se me antoja poseerte, pero como todo esto es imposible... Esta noche se me antoja tu recuerdo.
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