lunes, 7 de noviembre de 2011

Hoy me voy

Esta noche es más fría que cualquier otra noche de mi vida, esta noche, no hay estrellas, ni luna que alumbre la oscuridad de mi soledad, se que mañana me levantaré y todo seguirá igual, que mañana tendré tantas cosas que hacer, que no me acordaré de ti, que nadie me verá llorar por que no estás.
Si crees que te fuiste, no te des tanta importancia, por favor, no seas vanidosa, no te fuiste porque nunca llegaste, no te fuiste porque cada momento en el que pudimos haber estado juntos, te inventabas algo para huir, no te fuiste porque, si bien estuviste dentro, no fuiste certeza y hoy... maté a la duda...
No esperes que te busque de nuevo, ni esperes que cuando me busques te reciba igual, de hecho no estoy seguro de recibirte... pero en este momento acabo de asesinar vilmente a aquello que estuve buscando durante tanto tiempo y no tengo el más mínimo remordimiento, hasta hace poco te quise y creí que tu me querías, he ahí mi error, pero no hay mal que por cerebro venga, los males vienen del corazón, pero lo acuchillé y se desangró rápida e indoloramente, tal vez sea muy sádico lo que digo, pero sinceramente no me importa en lo más mínimo, mi alma está tranquila, mi corazón renació poco después y hoy me voy como lo que soy, un caballero andante que sigue en busca de molinos y doncellas, no como lo que pude haber sido: tu perro, tu hombre, tu amante, tu tapete...
Hoy me voy con la cabeza tan alta como cuando llegué, sigo viendo al cielo, las estrellas comienzan a materializarse, la luna llena me alumbra como antes, la tristeza quedó atrás. ¡Qué fácil fue olvidarte! ¡Adiós!

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